


la siesta empezó antes de salir de Bogotá, no hubo papayera que la interrumpiera, sonaron trompetas y tambores en el tren y así durmio hasta llegar a Chia.

En esta foto la entrada.
Dentro de la mina de sal, Sebastian caminaba a veces un poco mas lento y teniamos que animarlo pues era un lugar muy oscuro y a él ultimamente no le agrada la oscuridad. Se porto muy valiente y en la parte en la que ofician la misa habia muchisima tierra suelta y no tardo en empezar a jugar a que era un tren, arrastrando los pies sobre la arena sin importarle que casi no nos veiamos.
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